En un mundo laboral cada vez más transformado por la inteligencia artificial, las empresas ya no pueden elegir entre priorizar los conocimientos técnicos o las capacidades humanas: el verdadero liderazgo exige la integración de ambos. Así lo señala Eva María Iglesias, directora del Máster en Liderazgo y Dirección Estratégica de Personas de la Nebrija Business & Technology School, quien asegura que el futuro del trabajo depende de equilibrar la rigurosidad de las hard skills con la empatía y la inteligencia emocional de las soft skills.
De acuerdo con datos del sector, el 54 % de los especialistas en recursos humanos afirma que las habilidades blandas son las más demandadas, pero también las más difíciles de encontrar. Iglesias explica que, a medida que lo digital se impone en los procesos, crece la necesidad de contar con líderes capaces de gestionar emociones, crear equipos cohesionados y construir relaciones laborales sólidas. En este contexto, el talento del futuro es híbrido: las competencias técnicas aportan seguridad en entornos cambiantes, mientras que las habilidades blandas marcan la diferencia en un mundo donde la automatización avanza a gran velocidad.
Hoy conviven hasta cinco generaciones en los entornos de trabajo, con expectativas y necesidades distintas. Por ello, las organizaciones deben preparar a sus equipos tanto en capacidades técnicas como en habilidades blandas que antes parecían secundarias. En un escenario BANI —frágil, ansioso, no lineal e incomprensible—, la resiliencia, la adaptabilidad y el pensamiento creativo se han convertido en elementos clave de supervivencia. Valores como la empatía, el trabajo en equipo y la inteligencia emocional siguen siendo insustituibles, incluso frente a los avances de la IA más sofisticada.
La buena noticia es que medir lo intangible ya es posible. Actualmente existen herramientas capaces de evaluar las competencias blandas de manera objetiva, identificando a líderes que pueden cohesionar equipos y potenciar resultados. Esto marca un cambio profundo en los procesos de selección: mientras la IA generativa ayuda a cribar cientos de hojas de vida, el éxito de una contratación sigue dependiendo de pruebas que valoren tanto las competencias técnicas como las capacidades humanas y de equipo.
“No existe huevo sin gallina. Hard y soft skills son inseparables y su integración convierte a los equipos en motores de resultados”, concluye Iglesias, quien asegura que la competitividad empresarial del nuevo paradigma laboral no radica en priorizar un tipo de habilidades sobre otro, sino en encontrar el equilibrio que construya culturas organizacionales sólidas, innovadoras y resilientes.
La Universidad Nebrija, con sede en Madrid, es una institución de referencia que apuesta por la personalización de la educación y el vínculo constante con el mundo empresarial. Con más de 12.000 alumnos y cerca de 33.000 egresados en todo el mundo, se ha posicionado como una universidad líder en empleabilidad y formación integral, reconocida en rankings nacionales e internacionales.